Las casas de Huehuetenango nos cuentan a través de sus ventanas ovaladas con espejos azules, paredes curvas y columnas salomónicas, estrellas y águilas el diálogo con la imaginación y gusto de sus propietarios, quienes con esfuerzo y trabajo han podido dar vida a sus sueños, modificando así el paisaje rural y abrazando en cada una de ellas las travesías de una historia familiar: la migración.

El hogar que, a pesar de estar vacío, representa el compromiso del regreso, la promesa tangible de su pertenencia al lugar que les vio nacer, narración de un esfuerzo colectivo que enorgullece al pueblo; convirtiéndose en el monumento al triunfo.